INTRODUCCIÓN
*La mayoría de las instituciones no está implementando una modalidad educativa
virtual en un sentido amplio. Se están desarrollando clases remotas con
mediación de tecnologías, pero ello no implica modificar de fondo prácticas de
educación propias de un escenario análogo. La tecnología no debe cumplir una
función instrumental para el ejercicio de la práctica docente; la didáctica en
la virtualidad implica concebir ritmos de aprendizaje, modificar el rol docente,
trabajar tendencias educativas para la mediación tecnológica, flexibilizar la
evaluación, entre otros aspectos.
En el ámbito educativo, gran parte de las medidas que los países de la región han adoptado ante la crisis se relacionan con la suspensión de las clases presenciales en todos los niveles, lo que ha dado origen a tres campos de acción principales: el despliegue de modalidades de aprendizaje a distancia, mediante la utilización de una diversidad de formatos y plataformas (con o sin uso de tecnología); el apoyo y la movilización del personal y las comunidades educativas, y la atención a la salud y el bienestar integral de las y los estudiantes.
La producción de Ambientes Virtuales para el
Aprendizaje (AVA) requiere un abordaje interdisciplinario. Allí el diseño
instruccional cumple un papel fundamental como estrategia para identificar las
bases pedagógicas, actividades, contenidos, nivel de interacción y tiempos
propios de una dinámica virtual. El trabajo en los espacios asincrónicos
(offline) debe ser mayor que los espacios sincrónicos (video llamadas) y esto
implica cambios para docente y estudiante, quienes van acompañados de
intenciones pedagógicas orientadas a una generación digital. Lo que implica
dificultades a la hora de informar situaciones que pasan en el colegio,
modalidades o información de directivos a la comunidad estudiantil.
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